¿Cuándo debo correr? El papel del ejercicio en la salud metabólica

El ejercicio físico, especialmente en intensidad moderada, es fundamental para la salud metabólica, la prevención de enfermedades cardiovasculares y la reducción de peso.

La práctica regular de ejercicio a esta intensidad mejora el perfil lipídico, el control de la glucemia, reduce o previene la hipertensión arterial, la obesidad y el estrés, y aumenta la longevidad.

El ejercicio físico es igualmente beneficioso para combatir estos factores de riesgo, y no presenta riesgos si se practica adecuadamente en la vejez. Los factores de riesgo que pueden llegar a desencadenar la muerte bastante precoz son conocidos. Entre ellos la hipertensión y la obesidad parecen los más destacados, especialmente cuando se unen al propio envejecimiento. Distintos autores han demostrado que el ejercicio físico, aun realizado en edades tardías de la vida, resulta igualmente beneficioso para combatir estos factores de riesgo, estando exento de riesgos si se practica de forma adecuada.

Una sesión aguda de ejercicio o contracción muscular aumenta la captación de glucosa en el músculo esquelético a través de vías independientes de la insulina, y ello conduce a mejoras en la homeostasis corporal total de la glucosa.

La actividad física regular induce cambios adaptativos en el músculo esquelético a través de modificaciones de la expresión de genes metabólicos. Estos cambios consisten en aumentos de las mitocondrias y modificaciones de la distribución de los tipos de fibras musculares. Los estudios que se realizan para aclarar en mayor medida las vías influenciadas por el ejercicio que intervienen en el transporte de glucosa, el tipo de fibra muscular y la biogénesis mitocondrial, permitirán comprender mejor como se producen los efectos favorables del ejercicio, mejorar el conocimiento. 

Con la práctica regular del ejercicio físico se obtiene efectos saludables y adaptaciones fisiológicas que duran hasta un tiempo despues de finalizada la practica del ejercicio. Para obtener dichos efectos la practica del ejercicio físico tiene que ser programado individualmente con la ayuda de un especialista. las personas sedentarias, en particular, tienen que ir aumentando progresivamente tanto la intensidad como la duracion del entrenamiento hasta conseguir los objetivos fijados.

En conclusion:

La falta de actividad física es un problema de salud pública que se reconoce como un factor independiente de riesgo de enfermedad coronaria, de modo que es similar al de la hipercolesterolemia, la hipertensión y el tabaquismo.

La práctica regular de ejercicio físico a una intensidad leve-moderada induce una serie de adaptaciones que producen los beneficios para la salud. La actividad física también tiene un efecto positivo en muchos de los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular establecidos, porque previene o retrasa el desarrollo de hipertensión en sujetos normotensos y reduce la presión arterial (PA) en pacientes hipertensos, aumenta las concentraciones de colesterol lipoproteína de alta densidad (HDL), ayuda a controlar el peso y reducir el riesgo de diabetes mellitus tipo 2.

Los beneficios del ejercicio son múltiples, y diferentes estudios han puesto de manifiesto que reduce o previene la obesidad, retrasa la ganancia de peso después de dejar de fumar, disminuye la colelitiasis e incluso tiene un modesto efecto protector contra el cáncer. En personas mayores, mejora su estado funcional y su autonomía, previene o retrasa el deterioro cognitivo y disminuye la incidencia de la enfermedad de Alzheimer. En resumen, los efectos del ejercicio en prevención primaria van más allá de los beneficios cardiovasculares.

Se recomienda en prevención primaria ejercicio o actividad física moderada con un gasto de energía de 150-200 Kcal/d, lo que supone la realización de actividades de una intensidad entre 3 y 6 MET, que incluye caminar rápidamente (4,8-6, 4 km/h), practicar ciclismo a 13 km/h, nadar con esfuerzo moderado, jugar al golf, cortar el césped o realizar la limpieza doméstica.

La duración es inversa a la intensidad del esfuerzo realizado. Por tal razón, la recomendación es realizar ejercicio mínimo 5 veces por semana a una intensidad moderada con una duración de 30-60 min (debe ser mayor de 150 min/semana) o 3 veces por semana con una intensidad fuerte y duración de 20- 60 min (debe ser mayor de 75 min/semana).

Asegurate de buscar a un profesional de la salud que te oriente de la mejor menera de acuerdo a tu condición en especifico.

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